lunes, 29 de mayo de 2017

El Tour de Trump


¡Vaya tela con Trump! Dice el refrán que no se le pueden pedir peras al olmo, ¿y qué peras te puede dar un olmo que afirma que podría disparar en la 5ª Avenida sin perder votos? Este ha hecho de Estados Unidos su cortijo, porque hay gente para todo y, como diría mi difunto padre, este es un cateto “jarto” de papas. En fin, que se ha pasado una semana en Europa enseñando el plumero.

Vamos por partes. En la cumbre de París, aquí mi primo – yo llamo primo y prima a todo el que no es de mi familia y me cae como el culo, como es el caso de este “ser”, que dudo muy mucho que en algún momento de su vida fuera humano, y tampoco es un Señor, porque para eso hay que tener mucha educación y mucha clase, y eso, querido primo, no lo compra el dinero, te jodes como Herodes -.

Voy a ir al grano, porque es la primera vez que escribo un post viajando en coche, y me estoy mareando más que si fuera en La Perla Negra con los Piratas del Caribe.

Este tiparraco es tan bruto que, con tal de salir el primero en la foto principal de la OTAN, le ha metido un empujón al Primer Ministro de Montenegro, Dusko Markovic, que casi le tira al suelo y le rompe el fémur en tres cachitos, claro que el pobre trumpgilipollas no sabe que cada uno tiene ya su sitio asignado, y como a él le gusta avasallar e intimidar, - probablemente porque tiene graves problemas de erección -, pues allá que fue a ponerse el primero. Mi abuela, que tenía una fuerza titánica, hacía lo mismo cuando se subía a los autobuses para no tener que ir de pie.

Esa cara de perro pachón, con el mentón alto, haciendo morritos al aire, esos ojos tan chicos, ese pelo… ESE PEEEEEELOOOO… que parece que se lo han hecho en Disneyworld con un algodón de azúcar de vainilla, ese pelo, que estoy deseando que llueva a mares para ver cómo reacciona ese cuero cabelludo. Este ser, haciendo lo imposible por aparecer en todos los saraos, mientras estaba reunido con Emmanuel Macron, escuchándole con atención mientras hablaba, como si entendiera algo de francés. ¡Qué lástima!

Bueno, y qué decir de la Merkel, su cara era un poema. El primer día lo miraba como si fuera un extraterrestre recién bajado de su nave procedente del tercer anillo de Saturno. El último día no… el último día, Ángela tenía cara de “en menos de un mes te voy a quitar de en medio, so cerdo”. Algo bueno tenía que hacer esta, que es otro “ser”, en su carrera política, digo yo. Ángela Merkel, ha reconocido que en las reuniones de trabajo ha habido "un debate controvertido" entre los líderes en torno a los acuerdos para luchar contra el cambio climático. Hablando en plata, que Trump se pasa por el arco del triunfo el calentamiento global, porque es un viejo verde y todo lo que suene a calentón le parece cojonudo. Mi tía Maruchi se cree que Ivanka es su mujer, yo le he dicho que no, que es “La Primera Hija”, porque su mujer, Melania, ha pasado olímpicamente de vivir en La Casa Blanca y de ser La Primera Dama, porque ella es más de té y pastas en las terrazas de Nueva York. Mi tía no entiende que, aquí mi primo, diga que su hija tiene un culo estupendo y que si no fuera su hija ya se la habría camelado. Yo le he dejado claro que es un guarrete, que no lo puede evitar, lo lleva en el ADN, su bisabuelo era proxeneta, por eso llama conejos o pussies a las mujeres.

¡Qué asquito más grande me da el gachó!

Pues ándate al loro, Trumpete, que la Merkel es muy alemana, y no tienes más que echar un vistazo al siglo pasado y ver cómo se las gastan. Ahora que lo pienso, Trumpete me recuerda mucho al pequeño alemán, que tenía muy mala leche y un bigote ridículo. A los dos les pasa lo mismo. Al pequeñín le flipaban los rubios altos, fuertes y de ojos azules, o sea, todo lo contrario a su persona, vamos que según sus normas absurdas, se tendría que haber metido a sí mismo en una de sus cámaras de gas. Y al viejo verde americano le repugnan los inmigrantes, cuando su esposa y sus antepasados lo son, y quiere acabar con los comunistas como su suegro. En todas las familias cuecen habas, y en algunas – como esta - cuecen hasta coles de Bruselas, que apestan y mucho.

Siguiendo con el Tour de Trumpete, llegamos al Vaticano. Supongo que todos habrán visto la foto de los cuatro. La hija y la madrastra, que parecen dos lámparas góticas sacadas de la Mansión de La Familia Adams. Se han tomado el protocolo a rajatabla, - ¡chicas, hay que ir vestidas de negro, no de los fantasmas atacan de nuevo, la madre que os parió! -. Esa Melania, cuya mantilla debía de pesar 47 kilos, que le aplastaba la cabeza tanto que estuvo a punto de perder el conocimiento tres veces. Y Trump con esa sonrisa estúpida, sin venir a cuento, normal, para él “protocolo” debe ser un producto nuevo de Coca Cola. Y el Papa, pobrecito mío, con lo que me gusta este Papa, que es un soplo de aire fresco. Con esa cara descompuesta… ¿cuándo ha salido el Papa con esa cara en una foto?... ¡NUNCA! ... ¡NEVER!, pero claro, el Papa es la persona más cualificada de este planeta para reconocer el Mal, y lo tenía justo al lado. De hecho, me han contado que después de la comida intentaron llevarse a Donald a una pequeña capilla y realizarle El último exorcismo, pero fue imposible. Por lo visto es un demonio muy poderoso.

Y como el que no se consuela es porque no quiere, os traigo un nuevo producto que me parece cojonudo. El abogado mexicano Antonio Battaglia estaba harto de escuchar los discursos xenófobos del presidente vecino, y decidió pasar a la acción con toda la retranca. Con su lado más emprendedor, ha decidido diseñar un nuevo papel higiénico, marca Trump y con un lema inconfundible: "Suavidad sin fronteras". ¡Qué arte!

Una parte de los beneficios irán destinados a ayudar a compatriotas del abogado que hayan sido deportados.

¡Y encima te puedes limpiar el “ojete” con la cara de Trumpete!

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