martes, 3 de julio de 2018

Mundial de Rusia 2018 II (Crónica de una muerte anunciada)

  
He tardado dos días en escribir este post porque he estado de duelo. Tengo un problema inmenso con mi positividad, sí, yo creía que íbamos a ganar, mira tú por donde.
El caso es que el domingo de autos me preparé a lo grande, dos kilos de croquetas me hice, y nada de congeladas, ni de pollo, ni de jamón, las mías estaban hechas a mano y eran de cocido, como mandan los cánones. Receta ibérica de mi familia, a española no me gana nadie. También hice dos tortillas de patatas, ¡sí, con cebolla!. Luego puse queso curado, jamón de Jabugo, caña de lomo, regañás y mucha cerveza y vino. Cerveza ibérica, no alemana, faltaría más. Me había centrado tanto en crear un ambiente español para atraer la suerte que me negué a hacer ensaladilla rusa, y eso que me disloca esa maldita ensaladilla hiper/super calórica, pero luego pensé que si la ponía en la mesa le estaba dando un poco de mi positividad a los rusos, así que la descarté, menuda pánfila. Si lo llego a saber la pongo y me la como, a lo mejor así habrían caído los rusos.
El caso es que me atraganté con tres croquetas, a ver si alguien adivina en qué momentos.

Total, empieza el partido, que tuve que ver tirada en el suelo muy pegada a la pantalla, porque soy miope y no encontraba mis gafas, tengo la espalda llena de contracturas, por una más daba igual.
Resulta que no sacan a Iniesta... a ver, ya sabemos que el hombre está un poco a por uvas este Mundial, pero, ¡coño!, si sigue De Gea bajo palos no nos vamos a poner especialitos ahora, y es su último Mundial, y es Iniesta de mi vida, ¡qué rápido olvidamos en este país!.

El partido lo voy a resumir, porque sólo de pensar en él me vuelve la bilis.
Marcamos un gol, en el minuto 11, bueno, Ramos y un muchacho estupendo llamado Serguèi, deciden hacer La sirenita en el suelo, delante de la portería, y al final la mete el ruso, pero como el tanto subió a nuestro marcador, me importa un pepino y agradecida le estoy al tal Serguèi, que suena a ser gay, un nombre curioso para un país taaaaaan tolerante.

Después 30 minutos de agonía, (menos mal que tuvimos el descanso de 15, en el que aproveché para recrear mi alma inglesa en un gin tónic, porque me iba a dar algo y todos sabemos las propiedades tranquilizantes del Beefeater - que se lo digan a la Reina Madre que tiene que bregar con esa familia y el diario The Sun y le va estupendamente -). 
Después de esos 30 minutos, en una falta, Piqué decide saludar a Shakira o ponerse a bailar sevillanas, no lo sé, pero le da por levantar ese brazo tan largo que tiene, que se lo vi desde el balcón de mi casa, se lo vi yo y el árbitro también, y penalti. Así que como no había nadie consciente en ese lado del campo llamado portería, en el 41´ marca Rusia, ¡me cago en todo lo que se menea!, o como diría un ruso: ¡Я дерьмо за все!, también me lo aprendí en ruso, por si acaso.

Seguimos con el partido, ¡falta!, ¡la madre que te parió!, ¿Y eso no lo pitas?, ¡pon el var!, y todas las expresiones que se usan en un partido. Por cierto, el var cojonudo, da igual que se escriba con B o con V, a los españoles nos ha venido siempre de cojones un Var.

Bueno, vamos 1-1, eso hace años me daba igual, pero hoyyyy, después de ver a 5 porteros improvisados y espontáneos en nuestra portería durante el partido y ninguno de ellos era De Gea, - Hola, De Gea, ¿qué ase?, que pareces El niño del pijama a rayas de adulto -. Hoy estoy aterrada.

Pues nada, vamos a la prórroga. Más de lo mismo.

Mini descanso y a penaltis. Costa se enfada con Hierro porque dice que Koke no está para tirarlo, pero ni puto caso. A ver, Koke se apellida Resurrección, con un apellido así no podía fallar, pero lo hizo, por lo visto sólo resucitamos una vez cada 2000 años, y como Maradona lo hizo unos días antes, se siente, os jodéis humanos.

Y nada más... España a la calle... на уличную шлюху.

En fin, después de 27 croquetas, 2 tortillas de patatas y 6 gin tónics, - el jamón no sé quién se lo ha comido, aunque sospecho del vecino de arriba que no tiene un pelo de tonto -, me pongo cómoda, ya que voy algo piripi, a ver el Croacia – Dinamarca. Porque, como ya dije antes, si perdía España me iba con Croacia, y yo soy una mujer de palabra. Y de paso decidía con quién me iba después, si perdía Croacia, claro está, porque yo voy de reenganche en este Mundial, si no, no tiene gracia, necesito tener la sensación de ganar. Y a lo mejor me voy con Brasil, tienen 5 estrellas, como mi frigorífico, que es la hostia de bueno. Cuando salga Neymar miraré a otro lado y ya está. Neymar es el Usain Bolt del fútbol, tiene un ego tan sumamente grande que hasta paga IBI por él en Brasil. Es un drama. Por cierto, os dejo este vídeo del susodicho con el que me he reído ya unas cuantas veces. Pulsa aquí.

Ganaron los croatas. Dos días llevo buscando una bandera de Croacia para sustituir la de España del balcón y no la encuentro. Es un mito que los chinos siempre tienen de todo. No importa, voy a hacer unos fusi y unos pgfuchanzi, y también un brodet, así, a lo loco, y pondré un plato con kulen y jamón de Dalmacia, un buen Dingac y de postre una orehnjaca.

Y ya estoy de vuelta en el Mundial.

Yo propongo que para el próximo, ya que tenemos 4 años para organizarlo, que nos traigamos al portero de Croacia, a Subasic, un pedazo de tanque que cuando no las para, no le entran, porque mide 3 metros y 2´5 de diámetro. Entre él y la portería sólo cabe un balón y medio.
Y si no nos lo permiten nos inventamos un nuevo país, que será un conjunto de países, como la Commonwealth, así nos podemos traer a Cristiano también. Sería la leche en verso, seríamos como la armada invencible...
Nos podríamos llamar Espaciagal... no, no, que suena a descampado de Raves, mejor Porespacia, ¡Toma ya! Si suena a La Guerra de las Galaxias:
- ¿A dónde vas Han Solo?
- A buscar a Luke a Porespacia. ”
Decidido. Voy a ver si encuentro a Marta Sánchez por Facebook, por si se anima a escribirnos el himno, que se le dan de puta madre...






miércoles, 27 de junio de 2018

Mundial Rusia 2018



Para que luego digan que en Junio nunca pasa nada. Pues en España nos lo estamos pasando teta. Hemos cambiado de gobierno en menos que canta un gallo, mientras Rajoy ahogaba las penas en un restaurante cerca del congreso como si no fuera con el, - nada nuevo en el horizonte - y Rivera no sabía ni por donde le venían, en un plis plas, Nicolás. Los españoles somos así, aguantamos y aguantamos hasta que se nos hinchan los güews y lo mandamos todo a la mierda.


Pero vamos a lo que vamos. Fútbol, el opio del pueblo, que digo yo del pueblo, ¡del mundo entero!. A mi me encanta el fútbol, y los mundiales me parecen lo más de lo más. Con lo único que no estoy de acuerdo - yo y las niñas del Estanco Moreno de mi pueblo - es en cómo han agrandado la equipación, ¿qué ha sido de aquellos chiqui shorts que dejaban los jamones al aire? Te quedabas hipnotizada cuando iban corriendo y veías a cámara lenta ese cuádriceps, sube y baja, sube y baja, sube y ...


Perdón ... ¿por dónde iba?... ¡Ah, el Mundial!


Antes que nada tengo que decir que estoy un poco consternada, a mi me falta Italia, porque Italia es el pepperoni de todos los Mundiales. Voy a echar de menos a Buffon y sus 191 centímetros, yo le recuerdo desde que era una chavala, así que debe tener más o menos 87 años, y ahí sigue en su portería, porque las porterías tienen un atractivo especial, que te atrapa, la portera de mi casa se jubiló cuando la sacaron con los pies por delante, tenía 96 años, una pena, era tan feliz cotilleando todo el día...


Pero claro, es que se lo han buscado, si quitas a Pirlo y a Del Piero, ¿qué esperas?, ya sé que son viejas glorias, pero siguen siendo glorias, ¡coño!. En fin, mi más sentido pésame a Italia.


Sin embargo, el rollito que se trae España no lo acabo de entender, nos estamos boicoteando a nosotros mismos desde el minuto 1. Primero nos cambiamos el entrenador dos días antes, así, a lo loco.
Después vamos sin un 9, - ya sé que está Costa pero a mi no me vale - yo soy una romántica y me quedo con mi Torres y mi Villa. Iniesta de mi vida está un poco desganado, yo creo que ya tiene la cabeza en Osaka y el Sushi y lo demás le trae al pairo. Y luego la táctica, esa táctica... ¿me puede explicar Hierro por qué cojones cada vez que llegamos a la portería contraria no hay nadie para rematar? Diez jugadores y no hay nadie para rematar, más de una vez me han dado ganas de meterme en la tele y pegarle yo al balón. Menos mal que está mi Isco, porque este mundial está siendo muy angustioso para mi, cada vez que llegan a nuestra portería me echo a temblar...


Yo soy muy de segundas oportunidades, pero gilipollas no. Hierro, cariño mío, hay que cambiar a De Gea, no insistas más, tienes que cortar el cordón y dejarlo marchar, De Gea tiene que volver a Manchester, a comer Cheddar, mucho Cheddar. Si el angelito mío no tiene ni fuerzas para parar el balón, con esa cara de huérfano enfermo, que podría pasar por el hermano olvidado de Annie, tiene la mismita cara que los niños del orfanato cuando los obligaban a limpiar la cocina. Y digo yo, De Gea, melón, ¿cómo puedes tener esa cara de amargao con todo lo que ganas, trabajando en lo que más te gusta, siendo convocado a un Mundial, pedazo de alcornoque, y con esa novia tan mona y tan artista que tienes?... que mal repartido está el mundo.


El caso es que como Reina, que a mi me da un buen rollo que te cagas, tiene no se qué en las cervicales y a Kepa no lo quieren quemar todavía ... ¿Todavia?... ¿en serio?, los Mundiales se juegan cada 4 años, almas de cántaro, no ca-da-fin-de-se-ma-na, y yo quiero ganar ¡ESTE!... Echo de menos a Casillas, sí, lo sé, me aferro a los buenos recuerdos, a veces me sale la octogenaria que hay en mi.


Pero De Gea no es el único que está amargao, se puede coger de la mano de Messi, la madre que me parió, que es la misma que se está viendo el mundial conmigo y está flipando en colores. Yo tenía un cactus que era como Messi, lo cambiaba de ventana y se me mustiaba el pobre, Ventana Barsa Feliz, Ventana Mundial Mustio... Los ricos también lloran, obvio.


Deberían ser como Modric, mi pequeño Ratatouille, - tiene la misma cara que el ratoncillo de la película, a mi me inspira una ternura, que yo me llevaba a Modric a mi casa, lo adoptaba, lo iba a inflar a comer pescaito frito y lo iba a arropar todas las noches después de leerle un cuento - siempre tan feliz, se lo pasa pipa y eso se nota en el juego, de hecho, me está sorprendiendo mucho Croacia, me está gustando tanto que si echan primero a España me voy con ellos, ¡Ea!. A rey muerto rey puesto.


Bueno, y por otro lado, feliz de que se hayan quedado los suecos y se hayan ido los alemanes. Es una cuestión de cariño. Los suecos nos trajeron ese rubio ultra platino, fueron los primeros en ponerse en topless en España en plena dictadura, Torremolinos lleno de domingas suecas en los 60, ¡vaya par de ovarios!, y luego estaba la
Pippi Langstrump, ¡me encantaba de niña!... y no sé por qué, ya que la estuve viendo el año pasado en una reposición y no entendí nada, es más, me dieron ganas de tirarla del caballo a la muy petarda, pero de niña me hizo muy feliz - o, al menos, así creo recordarlo - y eso es lo que importa. Y para rematar los suecos tienen la joya de la corona de madera..... IKEA … He amueblado, ¡2 veces!, mi salón y mi comedor por menos de 300 euros, repito, ¡2 veces!. Eso antes de Ikea era impensable. Que sí, que ya sé que 245 millones de personas en el mundo tienen la misma mesa de comedor que yo, pero me importa un pepino porque le he puesto un mantel de hule moderno con un estampado divino de la muerte y una caída estupenda que te cagas en las bragas.


Además los alemanes la liaron muy parda el siglo pasado, y no me gusta la Merkel. Y si no lo hubieran hecho ellos habríamos inventado nosotros, los españoles, la cerveza, era cuestión de tiempo... de hecho, ¡ni siquiera ellos la inventaron! Fueron los iraníes en el 4000 antes de Cristo, o por ahí. Supongo que fue antes de que se replegaran tanto en su puñetero campo para que no nos pudiéramos acercar a su portería - qué agonía de partido -.


Y hablando de cerveza y vino blanco... ¿dónde nos metemos a Maradona?, ¡Virgen del amor hermoso vaya pedo!... Que se le había subido la tensión, si, bueno, venga, vale, de acuerdo, aceptamos pulpo como animal de compañía. Vamos a ver, un poquito de seriedad señores, mi santa madre es super hipertensa, y le han dado ya varios parraques, y en ninguno de ellos se puso a hacer la peineta a dos dedos, ni alucinó mirando al cielo como si hubiera visto a la Virgen de la Santa Pachorra. Eso era un moco de manual. A mi me da en la nariz – sorry, me venía al pelo – que tiene celos de Messi Mundial Mustio, porque siempre tiene que dar el cante cuando Messi marca gol. Ahora nadie recuerda ese gol, y por las redes solo ves a Maradona tirado en un sillón mientras le toman el pulso y su amigo de la camiseta del 10 se pone hasta el culo de piquislabis pasando de su estado de salud como de comer flores. Si, si, una subida de tensión. Y es que la envidia es muy mala, y las viejas glorias lo llevan muy malamente. Luego salió el bulo de que se había muerto y, por un momento, me lo creí. Pero no, ni se ha enterado, está como nuevo el jodío. Maradona es el Ozzy Osbourne argentino, no hay más que verlo, genio y figura hasta la sepultura. Como sacado de Miedo y asco en las Vegas.


¡Porras!, el partido de Brasil, faltan 5 minutos. Seguiré retranscribiendo otro día y en otro post.
¡Me encanta el Mundial!




lunes, 11 de junio de 2018

Catterline... o cómo dejarse llevar cambiando un "¿Y si?" por un "¿Y por qué no?"

Dentro de poco volveré a publicar otro post, ya sé que he estado como Manu Chao, a mi también me llaman la desaparecida, pero es que me han pasado tantas cosas, que voy a necesitar 27 post para contarlo todo. Pero hoy quiero compartir con vosotros la segunda edición de Catterline, un libro fresco y muy positivo, con mucho humor, muy yo. Los que tenéis Kindle Unlimited en Amazon estáis de enhorabuena porque lo podéis leer gratis, y si no, os dejo el otro enlace, espero que lo disfrutéis. 
https://www.amazon.es/dp/B07DLXZCVW/ref=cm_sw_r_tw_awdb_t1_x_ZkJhBbN030YNB


Que tengáis un buen día.

viernes, 4 de agosto de 2017

El Impacto Reggaetón


En España hay dos cosas que están por las nubes.
La primera: El nivel de deuda y déficit y la segunda: La presión arterial de mi madre.
Sí, mi madre es hipertensa.
Consecuencia: Le han quitado, por completo, la sal de su dieta.
Resultado: Está insoportable.
Efecto colateral: YO.

En beneficio de las dos, y de nuestra salud mental, he optado por dejar que la pruebe una vez a la semana. No me queda otra, es difícil lidiar con una adicta al cloruro sódico de 85 años.
Hoy se le ha antojado pizza, - desde que empezó con las restricciones alimenticias se comporta como una embarazada crónica y se le antoja de todo -, así que nos hemos ido a “La casa de las pizzas”. Un nombre súper original. Ahora todos los comercios se llaman “La casa de lo que sea”, para más inri, en mi calle han abierto una clínica dental que se llama “La casa del Diente”, que tiene justo a la entrada una enorme muela sentada en un trono dorado... y no, los dueños no son chinos. Si con ello pretenden hacerme sentir como en casa no lo van a conseguir, el dentista no mola por mucho muñeco inchable que me pongas en el escaparate. Cada vez que voy a hacerme una limpieza bucal y me enchufan ese mini taladro se me viene a la cabeza La naranja mecánica y me da un mal rollo...

A lo que íbamos, que me disperso. Llegamos al local, hace un calor tan sofocante, que tengo la sensación de haber atravesado el desierto. No pasa nada, una vez que entramos en la pizzería, las gotas de sudor se transforman en estalactitas, gracias a esa maldita manía de poner los aires acondicionados a 5 grados bajo cero, acabo tiritando y con la piel de gallina en todas las tiendas. Mi madre, como va con rebeca, ni se entera. No sé por qué, pero las señoras mayores siempre tienen frío.

Dentro del local sólo hay un matrimonio con dos niñas, que, o son gemelas idénticas, o yo necesito volver al oculista. - A mí me gusta mucho observar, es curioso que siendo a veces “un poco” caótica, tenga una mente tan analítica -. Analizando a bote pronto, el marido tiene un claro Síndrome Pre-vacacional, - lo sé, eso no existe, al menos no hasta que una de esas universidades de Wisconsin o Wichita, que son las que suelen hacer estudios fascinantes y realmente significativos, como por ejemplo: “¿Por qué los pájaros carpinteros no sufren dolores de cabeza?”, o “¿ Se puede extraer el sabor a vainilla de las heces de las vacas? ”, o, uno de mis favoritos, “Las ratas no siempre distinguen el japonés hablado del revés del holandés hablado del revés”, en definitiva, unos estudios muy importantes para la comprensión de la Madre Naturaleza que nos rodea -, espero que alguno de estos estudiosos investigadores lea este post y estudie sobre este Síndrome que me he sacado de la manga, si les queda tiempo entre tanta vainilla y tanto pájaro.
En realidad, se habla mucho del Síndrome Post-vacacional, pero el “Pre” os aseguro que es mucho peor, porque, gracias a él, te pierdes los tres primeros días de libertad laboral cabreado como una mona porque no consigues desconectar.

Es el caso de este padre de familia. Está sentado frente a mí, en otra mesa. Tiene el cuello de un toro, rojo y lleno de venas a punto de estallar. Está muy nervioso, se le nota a leguas que acaba de llegar, sigue estresado por el largo viaje y los once meses trabajando setenta horas semanales que acaba de dejar atrás, aunque parece que se resiste a hacerlo, porque sigue mirando su reloj y con prisas.
Su mujer, sin embargo, está pegada al movil, escribiendo mensajes desaforadamente y sin prestar la más mínima atención a su familia. Tiene un evidente trastorno de ansiedad por separación de sus queridas amigas, - con las que estará acostumbrada a compartir su vida durante los once meses que trabaja su marido -, así que palia la angustiosa distancia con WhatsApp.

A mí el WhatsApp me parece muy curioso, cuando me mensajeo con mis amigas llega un momento en que les pregunto: “¿Por qué no quedamos?”. Y me responden: “¡Uy, estoy muy liada, apenas tengo tiempo de nada!”....
¿En serio no tienes tiempo y llevamos tres horas mensajeándonos, jodía?
En fin, si en algún momento pretendieron alienar a la Humanidad a nivel mundial, con WhatsApp lo han conseguido de pleno.

Pero sigamos con la historia. Las niñas de la pareja son idénticas, y van vestidas iguales, - me dan yuyu -, a las pobres les han puesto dos trajes de repollo y llevan algo así como 20 lazos dispuestos estratégicamente por sus voluminosas cabezas, - ¡qué parto tuvo que tener esa madre! -, francamente, me apiado de ellas, tendrían que estar en bañador, con un cubo y una pala correteando por la playa...

Mientras esperamos, me fijo en una televisión de plasma gigantesca colgada de la pared, donde están emitiendo videoclips, y... ¡cómo no!, es el “Despacito” de un tal Fonsi. Creo que lo he escuchado 3.409.890 veces en la última semana, hasta lo he escuchado en el baño de unos grandes almacenes, hasta el moño estoy de esta canción, una ya no puede ni miccionar tranquila.
Mi madre lo mira con desgana:
- Ese chico es muy guapo... pero es como un llavero.
- ¿Qué dices, mama?
- Que es muy pequeñito.


No le digo nada, no se le vaya a subir la tensión otra vez y tengamos un disgusto.
- Pornografía musical – dice mirando el reloj. Tiene hambre, lo sé.
- Sí, mama – es mejor seguirle la corriente, que me la conozco.
Prefiero callarme, es el Síndrome de abstinencia el que habla por ella. No debe ser nada fácil prescindir de la sal después de 80 años.


A todo esto llega una señora mayor con el que debe ser su nieto, un niño de unos ocho años que entra pegando saltos y se pone a correr a la velocidad de un rayo entre las mesas. - Apuesto mi maltrecha alma a que se ha comido un kilo de melocotones en almíbar, porque ese subidón es de azúcar, fijo-.
Mientras la abuela pide en el mostrador, el chiquillo se ha subido a una mesa y mira la televisión con los ojos desorbitados, normal, en la pantalla un montón de traseros estupendos desafían la gravedad del universo entero y más allá, subiendo y bajando nalgas. Él mueve la cabeza arriba y abajo al compás del meneo.
- ¡Tiburcio!, ¡bájate de ahí ahora mismo!


¿Tiburcio?... ¿En serio?... Ese niño lo debe pasar muy mal en el colegio, angelito mío.
Pero Tiburcio ya se ha perdido, en la pantalla hay una chica en ropa interior negra y con ligueros, el niño empieza a tararear la canción: “Tu eres bien puta, tu eres bien puta”...
- ¡Abuela!... ¡dice puta!, ¡puta!. Mamá dice que puta es una palabra muy fea y la dicen en la tele... ¿Ya no es fea?, ¿puedo decir puta, abuela?
- ¡Ni se te ocurra! - la señora lo agarra del brazo, le da un coscorrón de abuela, de esos que resuenan, y lo baja de la mesa. Nos pide perdón a los presentes y se lo lleva de nuevo al mostrador. - Si nunca has recibido un resonado coscorrón de abuela es que no has sido nieto -.

Mi madre está en shock.
- Esta música es una mierda. No deja nada a la imaginación.
Yo prefiero no pronunciarme. Entiendo menos de reggaetón que de física cuántica. Por otro lado es normal que a ella se lo parezca, ella es más de Frank Sinatra, Los Beatles o Edith Piaf. Normal que le parezca una mierda.

- ¡Caca!, ¡Abuela ha dicho caca!
El pobre niño, (que en un futuro muy cercano será estigmatizado por su nombre), sin que ninguno nos hayamos dado cuenta, ha vuelto a subirse en otra silla y señala fascinado la pantalla, - a los pequeños, por alguna misteriosa razón, las palabras caca, pedo, culo y pis, les parecen divertidísimas -. Todos en la sala nos giramos y escuchamos atentamente. Y sí, la canción lo dice, literalmente:
Se puso a cuatro patas, quiere que lo entre por donde le sale la caca, abre esas patas”.
Es entonces cuando el padre con estrés pre-vacacional salta como un resorte y amenaza a la dependienta:
- ¡O apagas el puto televisor o te lo rompo a hostias!
Madre del amor hermoso, qué agresividad, aquí se va a liar una muy gorda.

Las niñas repollo empiezan a llorar como descosidas, la chica sale del mostrador con el mando de la televisión en una mano y dos trozos de tarta de chocolate en la otra. Se las sirve a las niñas que, acto seguido, se limpian sus lágrimas de cocodrilo y se untan los dedos de chocolate y se embadurnan la cara. Un claro ejemplo del auténtico niño tirano de toda la vida. Ahora le llaman Síndrome del Emperador que queda muy fino.
A todo esto, la madre ni se inmuta, ella sigue a lo suyo, como si no hubiera parido a sus retoñas.
Vaya tela.

Intentan apagar el televisor con la misma urgencia que un bombero un incendio. Pero no lo consiguen. La pobre chica se va en busca del encargado. El mismo que hace 15 minutos estaba en el callejón fumando un cigarro de maricarmen, al más puro estilo jamaicano. Dudo mucho que ahora esté en condiciones de reaccionar diligentemente.

Cuando regresa, sola, - era de esperar -, trae nuestra pizza... ¡Alabados sean los dioses del Olimpo!
Mientras le pago escucho al pequeño Tiburcio:
- ¡Abuela, esa chica quiere gasolina!, ¡yo también quiero gasolina!


Las hijas de la madre impertérrita se suman a la petición:
- Papá, queremos gasolina... ¡Gasolina!, ¡Gasolina!

Miro a mi alrededor buscando una cámara oculta porque empiezo a sentirme como en El show de Truman.
- Suficiente por hoy, vámonos, mamá.
Ella me mira asombrada y en su bendita inocencia me pregunta:
- ¿Ahora la gente bebe gasolina?... ¿eso no es malo?
- No lo sé, mamá. Y sí, la gasolina es tóxica.
- La gente está fatal.
- No lo sabes tu bien, mamá.

Por fin salimos de esa Jaula de grillos, yo alucinando en colores y mi madre con su dosis de sal en una caja de cartón, más feliz que una perdiz. Y nos vamos despacito, pasito a pasito, suave, suavecito...

Cinco minutos después ha pasado un coche de policía dirección a la pizzería... se veía venir.

miércoles, 12 de julio de 2017

Jogging, Footing, Running



Admiro profundamente a los que corren por gusto y con gusto. Los llamados runners, que en los años 80 hacían jogging y en los 90 footing.

He de admitir que, envuelta en mi ignorancia sobre carreras de fondo, siempre he pensado que las tres cosas son lo mismo. Pero va a ser que no. El running es otra cosa, High Level darlings, es algo muy serio, un deporte donde el calentamiento y los estiramientos son algo fundamental, al igual que la alimentación y la hidratación. También se ha de ser realista teniendo en cuenta lo que se puede y no se puede hacer, porque no es la cantidad de kilómetros sino la calidad y todo depende del estado físico y bla, bla, bla.

Por eso yo soy más de Jogging, una actividad tan ochentera como las hombreras gigantes y los cardados diabólicos imposibles. En los años 80 las chicas corríamos maquilladas como puertas, mientras unos aros inmensos nos descolgaban los lóbulos de las orejas y nos metían hostias en los mofletes a cada trote, a la par que dejábamos que la laca, o cemento armado, llámalo X, de nuestros cardados se evaporase poco a poco con el viento, para veinte años después joder la capa de ozono. Nosotros inventamos el primer running. Un running caótico y algo diferente al sofisticado de hoy en día. A medida que corríamos a nuestra bola, como patos mareados, nos íbamos “calentando” para luego, cuando creyéramos conveniente, o lo que es lo mismo, cuando ya no nos entraba ni un miserable hilillo de aire en nuestros pulmones de fumadores empedernidos, parábamos y nos “estirábamos” pagando unas cañas de cerveza o algún refresco, dependiendo de la hora que fuese. Los de aquella generación éramos capaces de ponernos a correr después de comernos una tortilla de papas o un bocadillo de chorizo de Cantimpalos, que luego se transformaban en unos flatos estupendos. Ninguno llevábamos botellitas super monas de agua, por eso también lidiábamos con unas lipotimias cojonudas.

Nos importaba un pimiento las distancias, los tiempos y el ritmo cardiaco. Nuestra forma física era… una auténtica mierda. Pero nos lo pasábamos de puta madre.

Y toda esta perorata viene porque ayer andaba yo por el paseo marítimo, alelada perdida y sin gafas, porque soy una miope tardía y, después de seis años, no me acostumbro a llevarlas a menudo, - total, para lo que hay que ver -.

El caso es que hacía un calor de un par de cojones, la acostumbrada brisa marina debía andar por Australia. En un momento dado, aparece en la lontananza un punto amarillo chillón fluorescente, era una camiseta sobre un muchacho que iba saludando a todo el mundo como si fuera el Papa. Lo primero que se me pasa por la cabeza es que esa persona no se pierde ni de coña, ¡joder, cómo brilla! Es entonces cuando ese Wally descarado y fácil de encontrar grita a lo lejos:

- ¡Prima, priiiimaaaa!

Mira por donde, es mi primo Manolo. El mismo del WhatsApp Familiar, el del chándal, el mismito que jodió la boda de su hermana Lola.

Manolo siempre ha corrido como Forrest Gump, mirando al cielo, con cara de acojonado y con los brazos pegados al cuerpo en ángulo recto y las manos tiesas. Cuando llega a mi altura se para en seco, sudando más que Zidane jugando al fútbol, - qué guapo es Zidane, coño -. Me lo quedo mirando de arriba abajo, lleva unas mallas negras muy estrechas y demasiado abultadas en la parte del aparato reproductor masculino, lo digo como una profesora de ciencias de primaria porque es mi primo, si no lo fuera diría “ese hombre de paquete sospechoso”.

- ¿Y esas mallas? – le pregunto aguantando la risa.

- ¿Te gustan?, son de mi hermana, de cuando estaba embarazada.

- Ahhh, ya veo.

- Así me puedo guardar las cosas aquí – me responde señalándose la barriga de marsupial.

- Claro, claro. Tú siempre has sido de ideas revolucionarias.

- Yo hago running a conciencia, prima.

- Genial – le digo fijándome en unas bandas negras que lleva en los tobillos, que parece que se ha fugado de la cárcel de Alhaurín - ¿Y esas tiras que llevas en los tobillos?

- Son pesas. ¡Un kilo cada una!

- Mira qué bien.

- Menos mal que te he visto. Tenía unas ganas de parar – mi primo se mete la mano en la entrepierna y saca un paquete de tabaco Ducados y un mechero, coge un cigarro y se lo enciende. Fundamental para un runner,  fumar tabaco negro en mitad de una carrera. Al subir el brazo para encenderlo le da un espasmo.

- ¿Estás bien, primo?

- Ah, sí, no es nada – me señala el móvil de tamaño industrial que lleva pegado al brazo – Cuando sudo mucho me da pequeñas descargas. Pero es que tengo que vigilar mis constantes, ¿sabes?

- Ahhh… - Este primo mío no es más tonto porque no amanece más temprano.

- Me encanta correr, prima. Me siento libre y me despeja la mente.

Curioso. No hace mucho decía lo mismo de la marihuana que se fumaba como si no hubiese un mañana.

- Esa cinta es mía – le digo muy seria, porque siempre me ha dado mucho coraje que me cojan las cosas sin pedirme permiso. Y esa cinta de toalla, fucsia, a lo Jane Fonda, me “desapareció” allá por 1.987. Nunca es tarde para resolver un misterio.

- No, esta cinta es de mi hermana Lola – hija puta, fue ella, ¡lo sabía! – es que me he depilado las cejas – ya veo, parece el hijo secreto del Capitán Spock – y el sudor ya no me chorrea por los lados. Ahora me cae en cascada sobre los ojos y me pican mucho.

- ¡Qué guay la vida del runner!

- ¿A que sí? – el pobre no sabe lo que es el sarcasmo – Bueno prima – me dice mientras le da la última calada al cigarro, que le ha debido llegar hasta la próstata, qué ansia – te dejo, que me quedan siete kilómetros y trescientos sesenta y siete metros, y se me bajan las pulsaciones.

- Muy bien, primo.

- ¿Te quieres venir?

- No gracias. Yo, si eso, voy a hacer un poco de jogging hasta el bar de Almudena y me voy a comer una tapa de tortilla y una cervecita a tu salud. Yo soy una rumiante de costumbres, ya sabes.

- Si, si… - se queda un rato en la parra, pensando en a saber qué, hasta que le vuelve a dar una descarga el puñetero móvil - ¡Coño, esta ha sido más fuerte!, ¡Adiós, prima!

- Adiós, bonito.

Y allí que se va mi primo Manolo, el gigante Forrest, sin enterarse de nada como siempre, y tan equipado para runnear que RoboCop a su lado parece un click de Famobil.


Acabo de ver claramente la diferencia entre Jogging y Running. Ya huelo la tortilla de patatas. ¡Con cebolla, por favor!

¡Qué bello es vivir!

lunes, 12 de junio de 2017

Hacienda, declara o revienta.


Esta mañana me hallaba yo en la cocina, haciendo café, porque soy cafeinómana y necesito mi dosis, y, al igual que Carmina, la protagonista de Carmina o revienta, - me encanta esa película -, empecé a tener un soliloquio conmigo misma, que en mi caso es más un monólogo onanista porque me flipa hablar sola, y todo lo que hacemos a solas con gusto es onanista, lo mires por donde lo mires, aunque no te toques. Y me he dado cuenta de que estoy perdida y muy confundida.

El caso es que esta tarde tengo uno de esos momentos de horror anual. En realidad, tengo tres al año. Uno es el dentista, otro es el ginecólogo y el último… la declaración de la renta. Los tres son bastante parecidos, en uno me hurgan por arriba, en otro por abajo y en el último hurgan en mi puñetera vida en general. Pero este año es diferente porque, después de cuarenta años, por fin sabemos que Hacienda no somos todos. Sí, así es. En un juicio muy sonado, del que no voy a dar detalles, porque no está bien que Noos repitamos tanto, escuché per-fec-ta-men-te cómo la Abogada del Estado afirmaba que “Hacienda somos todos” es sólo un slogan, ¡no me jodas, que llevo 24 años declarando para nada! Así que, esta señora, se ha cargado de un plumazo el famoso “Hacienda somos todos. No nos engañemos” de 1978 y lo ha transformado en el “No nos engañemos. Hacienda no somos todos” de 2016. Jamás había visto un juicio tan romántico. Hay que ver la cantidad de chorradas, estupideces y saltamientos de la ley que se pueden llegar a hacer por amor.

lunes, 29 de mayo de 2017

El Tour de Trump


¡Vaya tela con Trump! Dice el refrán que no se le pueden pedir peras al olmo, ¿y qué peras te puede dar un olmo que afirma que podría disparar en la 5ª Avenida sin perder votos? Este ha hecho de Estados Unidos su cortijo, porque hay gente para todo y, como diría mi difunto padre, este es un cateto “jarto” de papas. En fin, que se ha pasado una semana en Europa enseñando el plumero.

Vamos por partes. En la cumbre de París, aquí mi primo – yo llamo primo y prima a todo el que no es de mi familia y me cae como el culo, como es el caso de este “ser”, que dudo muy mucho que en algún momento de su vida fuera humano, y tampoco es un Señor, porque para eso hay que tener mucha educación y mucha clase, y eso, querido primo, no lo compra el dinero, te jodes como Herodes -.

Voy a ir al grano, porque es la primera vez que escribo un post viajando en coche, y me estoy mareando más que si fuera en La Perla Negra con los Piratas del Caribe.